El regalo de un amigo
En un paseo por los recovecos de la esfera, por los que viaja mi mente, me encuentro contigo, vestida de blanco; suspendida en solitud sobre la cardinalidad de un conjunto infinito...flores muertas adornan tus pasos, mientras sollozos abrazan tu cintura para retenerte en la dencidad de tu destino...te veo, y tu ojos vacios rien a carcajadas al ver la dinámica detenida de un universo constante.
atte, Vladimir
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